¿Cómo convertir un pequeño negocio en una gran empresa?
El sueño de cualquier empresario es triunfar con su negocio,
ver cómo lo que empieza como un pequeño proyecto acaba convirtiéndose, gracias
al éxito y el trabajo duro, en una gran empresa. Pero, ¿cómo conseguir dar este
gran paso? Te damos algunos aspectos a tener en cuenta para lograrlo.
Claves para pasar de ser un pequeño negocio a una gran empresa
Grandes magnates del mundo de la empresa han escrito libros
e impartido múltiples conferencias explicando cuáles son las claves para
alcanzar el éxito empresarial. Consejos que, aunque no podemos tomar por
infalibles, pueden darnos pautas a seguir en nuestro negocio. Por ello, te
recomendamos que conozcas sus historias, especialmente las de aquellos que
crearon una gran marca a partir de un pequeño negocio.
Emprender el camino hacia el crecimiento es una decisión que
requiere tener muy claro dónde se quiere llegar, saber si el proyecto es
realista y factible, contar con los recursos necesarios y conocer la manera de
conseguirlos. Por ello, antes de dar este paso es recomendable tener en cuenta
una serie de aspectos.
Tener claro el camino a seguir. Para poder trazar una
hoja de ruta es fundamental saber cuál es la meta que queremos conseguir,
independientemente de que finalmente se alcance o no. Es posible que durante el
viaje hacia ese objetivo tengamos que reajustar los planes según vayan
apareciendo trabas. No obstante, esa meta debe ser plausible para evitar
frustraciones. Una vez puesto el objetivo final, que puede ser ampliado una vez
se alcance, habrá que plantearse retos intermedios y trazar las líneas de
acción que nos ayuden a alcanzar cada uno de esos puntos. Lo ideal es crear el
plan de crecimiento desde el origen de la empresa, pero nunca es tarde para
ponerse nuevos retos.
Creer en tu negocio. Si uno mismo no cree en lo que
vende o en los servicios que ofrece, es imposible hacer que los demás confíen
en ello. Por eso, la actitud debe ser siempre positiva y estar seguros de que
lo que ofrecemos tiene un mercado potencial. Si eso es así, el negocio irá bien
y tendremos la opción de crecer.
Poner la vista en el mercado internacional. Desde la
fundación de la empresa hay que tener vocación de internacionalizar, ya que es
la mejor forma de crecer a lo grande. Para ello, deberás investigar el mercado
relativo a tu negocio y aprovechar las oportunidades que tenga en diferentes
países. Captar capital de inversores extranjeros es un buen primer paso para
salir de nuestras fronteras y aprovechar esas asociaciones como palanca para
dar el salto a sus países de origen.
Un buen equipo. Una empresa no es nada sin el equipo
humano que la forma. En este sentido, debes rodearte de los mejores, desde el
cargo más alto a la última incorporación. Para crecer deberás rodearte de
talento y, lo que es más importante, saber mantenerlo. Su experiencia y
conocimientos serán beneficiosos para tu negocio. Asimismo, un buen director y
un equipo comercial serán fundamentales en la etapa de crecimiento.
Un buen líder. Un liderazgo fuerte es imprescindible
para poder gestionar el crecimiento de una empresa. Controlar un pequeño
negocio no es igual que hacerlo con uno que cuenta con diversas sedes o con un
elevado número de empleados, donde el fundador, que generalmente controla todo,
puede verse sobrepasado. Su figura puede formar una parte importante del
control y desarrollo de la empresa, pero a medida que avance el proyecto debe
plantearse delegar la supervisión de ciertas áreas en personas de confianza y
con dotes de liderazgo.
Elegir bien los clientes. Es posible que algunos
estén con nosotros desde los orígenes de la empresa y tengamos una relación más
que la meramente comercial. Pero hay que tener en cuenta la rentabilidad que
nos aporta cada uno de los clientes y quedarnos únicamente con aquellos que son
rentables, dejando de lado otros aspectos.
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